Cuando se vuelve repetitivo ser quejumbroso incomoda demasiado, para estos casos recurro a una sesión numérica, números… números … .y empiezo a contar tranquilamente para no mostrar la desaprobación ante las quejas de siempre, que poco a poco dejo de oír, y trato de recordar si esto también yo hacia en esos lejanos días donde tomar alcohol para marearme me parecía divertido. La llegada de otro amigo es aprovechada para escaparme del monologo de lamentos y enfocarme en la infructuosa búsqueda de canciones de un cantante que me a gustado su versión a una canción de The Kinks, me pongo los audífonos y dedico mi atención a Hearts of palm de Idaho, disco de quejas pero estas con música tan elegante son mas accesibles y soportables, sobre todo por esa calidez que transmite el piano en su recorrido con la quejumbrosa guitarra, o es mi imaginación y así la escucho? Tal vez así sea y estoy dejándome llevar por el monologo de hace unos momentos, pero lo que es un echo es que oírlo me esta relajando y la canción Astrida y su lamento de cuerdas esta buenísima.
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